martes, 2 de marzo de 2010
Ayudando a Sanar Heridas
¿Posiblemente te han herido?, has percibido el dolor, venimos en un acto que causa dolor, a toda mujer que será futura madre, pero que al ver el rostro de ese milagro propio encierra un trozo de su vida, reflejado en ese ser, el alumbramiento hacia un nuevo camino, ver materializado un sueño esperado por meses, sangre de su sangre, hace que olvide el dolor.
Diferencia grande es el dolor y el daño, hay que pasar por una línea muy delgada, para saber que estas tienen distinta dirección, muchas veces el dolor tiene cura, si es agudo, el daño es una cucharada de veneno que es proporcionado en raciones que matan una parte interna y debilitan a cualquiera.
Una palabra puede ser tan afilada como un sable, que penetra de una manera sútil y sigilosa, de manera que es tan precisa que nos puede partir en dos, desangrando hasta la última gota de dignidad, la vida misma me hace pensar lo fuerte que nos convierten los golpes y las caídas.
Que si bien sabemos la solución no es mágica, el daño es lo mismo a decir deterioro, si dejamos que este crezca de alguna manera morimos lentamente, una agonía permanente son los golpes, esos que son provocados con los labios, que se materializan a fuerza de unos puños afilados, de hombres que ellos mismos se proclaman machos, aunque realmente son unos cobardes al levantar la mano contra una mujer.
Me relataron un caso de una mujer que recibía golpes de su marido, tenia 2 hijos, una mujer con todas sus letras, con agallas para enfrentar esa cruel situación un día resolvió dar el grito de basta, no otro golpe, no mas dolor, que se borre el daño, este acto de valentía la levanto con todas sus fuerzas para defenderse, los resultados un divorcio, por el maltrato salio favorecida con la casa y otros bienes.
El esposo parecía conforme, maduro, le pidió a ella que fuera a explicarle a suegra, lo de el divorcio, ella accedió por buena voluntad, lo acompaño para encontrarse con la peor de sus tragedias, el la llevo por otro camino desconocido, ella asustada, el paró el carro, le pego con una piedra y no le basto solo eso, la golpeo y le quito sus ropas, eso no fue todo para que no la reconocieran le corto parte de su rostro desde la nariz hasta la mandíbula superior.
No puedo imaginarme tan siquiera el dolor espiritual, en ese entonces fue un golpe muy duro, sin embargo pasadas unas horas se levanto sintiendo el agua que recorría su cuerpo, una mujer la encontró en el camino, le dio ropa y la llevo al hospital de Cuilapa donde testifico contra el malhechor el padre de sus hijos, defendiendo la causa de la mujer, dijo que tenia que ser ejemplo para muchas y que iba a luchar por todas las mujeres que estuvieran tomando ese veneno que mata lentamente,sabiendo ante todo que Dios es el que nos da las fuerzas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario